El millonario que hizo su fortuna de la basura de otros
Por Chase Peterson-Withorn
Cuando Anthony Pratt, el afable multimillonario australiano de cabello anaranjado detrás del mayor fabricante de cajas de cartón totalmente reciclado de Estados Unidos, te lleva en un recorrido por su fábrica en Valparaiso, Indiana, estás obligado a parar frente a la placa de bronce que dice : “Dedicada por Muhammad Ali el 15 de julio de 2000”. “Me gusta decir que somos el segundo boxer (un juego de palabras entre “boxeador” y “fabricante de cajas”) más grande de todos los tiempos”, ríe Pratt.
El don de la gracia y su amistad con Ali no son las únicas cosas que tiene para ser feliz. Sus Pratt Industries, de control privado, es uno de los jugadores de más rápido crecimiento en el mercado de 35,000 millones de dólares (mdd) de empaques corrugados de EU, y el único gran fabricante usa papel y plástico 100% reciclado. Al tomar la basura del país –periódicos amarillentos y cajas de pizza grasosas– y convertirla en nuevos envases, Pratt ha creado una fortuna personal que Forbes estima en 3,400 mdd, mientras que salva unos 50,000 árboles al día. Eso es especialmente importante en el mundo actual de compras en línea, donde todo viene en una caja. “Estábamos en el reciclaje antes que reciclar fuera cool”, dice Pratt, de 55 años.
Sólo en los últimos 15 meses, la empresa (con sede en Conyers, Georgia) ha invertido cerca de 450 mdd en EU, sobre todo en la construcción de una fábrica de papel de 260 millones (la cuarta de la compañía) al lado de la fábrica de cajas autografiada por Ali en Valparaiso. La firma tiene un Ebitda de 260 mdd (con 2,000 mdd en ventas), y Pratt piensa que superará los 300 millones una vez que el nuevo molino –que representa su primer incursión importante en las cercanías de Chicago, uno de los mayores mercados de cajas en Estados Unidos– entre en funcionamiento en septiembre. En total, la compañía opera más de 130 sitios, incluyendo fábricas de papel, fábricas de cajas y centros de distribución, a través de 26 estados y en México, produciendo más de 3,000 toneladas de papel cada día. Eso es suficiente para crear 12 millones de cajas; todo ello, sin talar un solo árbol. “Son el nuevo jugador a tener en cuenta en la industria”, dice Mark Wilde, director gerente de BMO Capital Markets. “Es una historia extraordinaria.”
El periplo de Pratt comenzó en una única fábrica de papel de desperdicio en Macon, Georgia, en 1991. Fue entonces cuando fue enviado de Australia a EU, donde su familia operaba Visy, un gigante de envases reciclados fundado por su abuelo en 1948. (Hoy, Pratt Industries y Visy operan como empresas hermanas, ambas a cargo de Pratt.) Al llegar al país, rápidamente vio un hueco en el mercado. Todo el mundo estaba haciendo papel de árboles. ¿Por qué nadie simplemente reciclaba el material que iba a los vertederos, como lo hacía Visy en Australia? Pronto cerró la fábrica de Macon y se enfocó en el reciclaje de residuos producidos por los competidores.
Esa decisión hecha más de una década antes de la reciente demanda de productos ecológicos por parte de los consumidores, desencadenó un efecto dominó de eficiencia. A diferencia de sus rivales, que deben operar las fábricas cerca de fuentes de madera y luego enviar el papel a las fábricas cerca de las ciudades, donde es convertido en cajas, Pratt ubica sus operaciones donde tienen más sentido logístico: cerca de las ciudades, que están llenas de residuos –y clientes– con la consiguiente reducción de costos de transporte.
Y debido a que es relativamente nueva en el mercado de Estados Unidos y construye sus propias fábricas en lugar de comprar plantas existentes, como la mayoría de los competidores, las instalaciones de Pratt se encuentran entre las más avanzadas y eficientes en la industria. Él construye barato por ser dueño de su propia empresa de construcción, que se especializa en la fabricación de molinos en presupuesto. La nueva tecnología y la relativa simplicidad del proceso de reciclaje permiten a sus molinos emplear sólo una cuarta parte del personal de sus competidores. “Estamos construyendo el transbordador espacial para competir contra otros que aún están volando Spitfires”, dice.
Aun así, él depende de sus competidores para mantener el suministro de papel de desecho, recogido y enviado a sus molinos. Después de todo, la fibra de papel se puede reciclar solamente un número limitado de veces antes de empezar a desintegrarse. Pero dado el tamaño del mercado de papel de Estados Unidos y cuán atrincherados están sus competidores en el método estándar (y rentable), le hacen mostrarse optimista sobre el futuro.
Él ve a Pratt Industries, que controla menos de 5% del mercado estadounidense, duplicando su tamaño a más de 4,000 mdd en ventas en los próximos siete años, mientras que las ventas mundiales crecen a 10,000 mdd. Eso incluye 1,000 mdd de su operación recién lanzada en California, una incursión en el gigantesco mercado de frutas y verduras del estado. Pratt también está coqueteando con grandes transportistas como Amazon y el Servicio Postal de Estados Unidos, apostando a que el aumento del comercio minorista en línea se traducirá en más cajas enviadas directamente a los consumidores que quieren ver productos sustentables. Y Pratt sigue ampliando una de sus líneas de productos de mayor éxito: envases ligeros.
Él también depende de las empresas estadounidenses para mantener el suministro de productos que serían empacados en una caja, quedando a merced de la manufactura estadounidense. Eso lo coloca en una posición que muchos podrían encontrar incómoda; sin embargo, Pratt se complace en depender de un sector que muchos desecharon una vez. La industria es floreciente, según Pratt, y la naturaleza regenerativa del país es más que suficiente para cargar a un cajero joven por varios años más. “Mi política en Estados Unidos es ‘un crecimiento constante es para siempre’”, dice Pratt. “Creemos que la sostenibilidad es una ola que no va a desaparecer pronto.”
Fuente: Forbes
www.forbes.com.mx/el-millonario-que-hizo-su-fortuna-de-la-basura-de-otros/